lunes, 23 de septiembre de 2013

Frankfurter Hof














Ese río gris, grande y silencioso,
vecino del palacio de tus sueños,
fue en la negra noche el sereno espejo
de aquel invierno torpe y perezoso,

escondido en un marzo tan lejano
que abandonara Abril, sin él quererlo,
en el oscuro día del recuerdo
dormido en un olvido del pasado.

Te arrepentiste, sí, del afluente
que arrastraba en su sangre la mirada
de quien lo supo todo, sin saberlo,

porque llevaba nubes en su frente
y un corazón desnudo que olvidaba
que existen los amores de estraperlo.

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