miércoles, 3 de diciembre de 2014

Cinco cuadros de París

Acabo de decidir irme inmediatamente a París.
Estaba leyendo mi correo cuando (ignoro el porqué) he recibido un mensaje de una prestigiosa galería de arte parisina, en la que me adjuntaban fotografías de unos cuantos cuadros famosos con vistas de la capital francesa. Viéndolos he recordado que hace, al menos, un par de años que no voy a París y, como es lógico, me he puesto un poco nervioso. 
He entrado en la página web de la Ópera de París y he comprobado que este fin de semana había una representación de La Bohème, circunstancia que ha despejado las pocas dudas que me quedaban. Mañana estaré junto al Sena, disfrutando de ese frío parisino que no suele faltar nunca en diciembre y que resulta tan apropiado para enmarcar el argumento de la gran obra de Puccini.

Estos son los cinco cuadros, responsables de mi impulsivo viaje a París.

Monet

Empezaremos por esta magnífica vista del muelle del Louvre, retratada por un joven Monet que, en sus primeros años de pintor, se sintió muy atraído por las vistas de su ciudad.

El cuadro, además de una extraordinaria obra de arte, es toda una crónica social del París de aquella época. Pintado en 1867, cuando el artista tenía 26 años, parece reflejar el ambiente de los alrededores del Sena en una mañana primaveral de domingo. Monet siempre merece un puesto de honor en cualquier lugar en el que se hable de arte y, mucho más, cuando se trata de su ciudad natal que, sin ninguna duda, fue la capital del mundo de la pintura durante el siglo XIX y buena parte del XX.

Maximilien Luce
Maximilien Luce quien es, también, parisino, es el autor del segundo óleo. 
Su estilo puntillista y lleno de rebosante colorido queda perfectamente reflejado en esta obra en la que nos muestra un paisaje otoñal, desde la orilla izquierda del Sena en el que destaca la grandiosa silueta de Notre Dame, vista desde el muelle de la Tournelle.
Luce fue un artista muy comprometido con la clase obrera y, al igual que Pisarro, estuvo vinculado al anarquismo activo. Gran parte de su obra presenta escenas de la vida cotidiana de los trabajadores, así como paisajes de barrios industriales. Un excelente pintor, menos conocido que otros contemporáneos suyos, pero autor de una obra cotizada e importante.

Johan Barthold Jongkind
Johan Barthold Jongkind fue uno de los precursores del impresionismo y evolucionó de sus orígenes románticos y del estilo clásico de la pintura tradicional holandesa de su época (1819-1891) hacia una pintura en la que el efecto de la luz juega un papel fundamental. 
Son bien conocidos sus óleos y acuarelas de la costa normanda, que tanta influencia tendrían en el propio Monet.
Este cuadro, fechado en 1884, nos permite recrearnos en un paisaje del Sena, con una perspectiva bien distinta de Notre Dame de la ofrecida por Luce, pero igualmente bella y luminosa. Un paisaje urbano, de singular atractivo, cuya profundidad transmite una serena imagen de la isla de la Cité.

Genin Lucien

Otro artista francés, aunque no parisino, Genin Lucien (1894-1953), es más un retratista de la vida urbana que un pintor de París, aunque esta ciudad está siempre presente en su obra. Vivió en Montmartre y en Saint-Germain, desgranando con sus pinceles los detalles de la vida de las gentes de la gran ciudad, que él haría suya muy pronto y de la que disfrutaría dejando para la posteridad unas imágenes brillantes, cargadas de ese alegre tinte naif y abocetado.
Esta plaza de la Madeleine es una buena muestra de su estilo alegre y urbano que, años después, sería imitado por muchos ilustradores, utilizando otras técnicas pictóricas más modernas. Parece indiscutible que Lucien fue un innovador que creó escuela.

Van Gogh
Para el final he dejado esta impactante vista de París desde Meudon, pintada por Van Gogh en 1886.
En ella, el dramatismo del cielo que anuncia el final del verano y el muy abigarrado conjunto que forman los tejados y las chimeneas parisinas, nos acerca al Van Gogh de los últimos años. 
Dicen que es la obra más impresionista del gran artista holandés y es probable que tengan razón quienes así lo aseguran. El cuadro está hoy en el Museo Van Gogh de Amsterdam y a mí me parece uno de los más notables paisajes de la gran ciudad, muy diferente a la mayoría de los perfiles convencionales que se nos suelen ofrecer de la capital francesa. Me gusta mucho.

Y, tras dar un último vistazo a estas cinco obras de arte en las que se nos muestra un París portador de intensa belleza, me reafirmo en la necesidad de emprender, cuanto antes, viaje hacia allí.

¡Hasta la vuelta!

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