Experiencias y opiniones muy personales sobre grandes lugares y pequeños rincones.
martes, 11 de junio de 2013
Sintra
Esas ramas portuguesas,
empapadas en nostalgia,
no eran plantas, sino rejas
de futuras maldiciones
que se volvieron prisiones
tan verdes como las hojas,
dormidas y perezosas
sobre la antigua vereda.
La luna en cuarto creciente,
tu amor perdido en un sueño
de una tarde de jardines
y una mañana de rosas.
Son once eneros los muertos
desde aquellos viejos muros
en los que llora la hiedra
y la luz nunca te encuentra.
Cuando las nubes se alejan
como flecos de la historia,
mis ojos ya se desangran
en una herida incolora
que brota de la memoria
y en el recuerdo se ahoga.
El palacio se hizo celda
y el castillo caracola...
para trepar al olvido
y morir entre amapolas.
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Espectacular Sintra y maravilloso poema.
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