domingo, 23 de junio de 2013

Un día en Singapur

Está claro que Singapur no es uno de los grandes destinos turísticos del mundo, pero su situación estratégica y la comodidad de un aeropuerto bien conectado, convierten al pequeño archipiélago en escala frecuente para muchos viajeros que se dirigen al sudeste asiático.

Singapur
La mayoría de ellos apenas pasan, fugazmente, por pasillos y salas de tránsito del Changi Airport, pero tampoco faltan los que quieren detenerse y dedicar uno o dos días a conocer la moderna ciudad-estado, que sigue rivalizando con Hong Kong por una supremacía financiera y comercial, hoy amenazada por esos nuevos y muy poderosos gigantes económicos vecinos.
Bien es cierto que también hay muchos visitantes que, por motivos profesionales o de negocios, tienen a Singapur como objetivo final o escala obligada de su viaje.
La moderna ciudad de Singapur, cuyo nombre significa algo así como la ciudad de los leones (que, más bien, deberían ser tigres), poco tiene que ver con la colonia que fundase en 1819 Sir Thomas Stamford Raffles, ya que se ha convertido, pese a sus reducidas dimensiones, en uno de los principales centros financieros del mundo y en el segundo país con mayor densidad de población, tras el Principado de Mónaco.

En cualquier caso, yo sí recomiendo hacer una parada en Singapur. No se necesitan más de un par de días para conocer lo fundamental de la esta gran ciudad asiática e, incluso, con uno, bien aprovechado, puede ser suficiente.

Raffles Hotel
Si lo hacemos así, sin robar mucho tiempo a nuestras vacaciones, nos llevaremos el premio de haber conocido un lugar muy diferente al resto de esa región del mundo.

Hay, por supuesto, muchos hoteles lujosos en Singapur, pero el único que merece la pena es el viejo Raffles
Un verdadero oasis colonial, rebosante de historia y de clase, en cuyo interior nos sentiremos inmersos en los recuerdos de Kipling, Hemingway y muchos otros autores clásicos. Exagerando un poco, podríamos decir que el viaje merece la pena solo por quedarse una noche en el Raffles. Algo que muchos notables viajeros han experimentado desde que el hotel abriese sus puertas en 1887.

Jardín Botánico de Singapur
Cuatro son los puntos básicos de la visita a Singapur.
Por la mañana, nada mejor que comenzar el día con la visita al Jardín Botánico.   Este extraordinario parque, creado hace más de ciento cincuenta años, es una de las grandes atracciones de la ciudad. Y lo es tanto para los turistas como para quienes viven en ella.
No es fácil encontrar un jardín botánico que reúna las extraordinarias características del de Singapur. Entre las muchas maravillas que contienen sus más de sesenta hectáreas de cuidadísimo parque natural, destaca el National Orchid Garden, con sus más de tres mil especies de orquídeas.

Para contrastar con la exuberante naturaleza de los jardines, podemos continuar con un largo paseo por Orchard Road, la gran avenida comercial de Singapur, paraíso de los compradores compulsivos.
Esta calle, hoy repleta de centros comerciales ultramodernos, hoteles y edificios de oficinas, fue, en un tiempo, zona de huertas y plantaciones (de ahí el origen de su nombre). Dicen que el último tigre salvaje que se vio merodear por allí fue hacia 1930. No hace tanto de eso.

National Orchid Garden
Tras un merecido descanso en el Raffles, disfrutando de sus tranquilos salones, patios y jardines,  reconfortando cuerpo y espíritu con una buena taza de té en Ah Teng's Bakery, es momento adecuado para visitar lo que queda de los antiguos barrios de Singapur. Little India, Chinatown y Kampong Glam son muy pintorescos y representan un tremendo contraste con la pujante modernidad del resto de la ciudad. Sus tiendas son notablemente distintas al lujo de las de Orchard Road, pero, desde mi personal punto de vista, más interesantes.

Dos viejos bumboats
Y, al caer la tarde, uno de los espectáculos diarios más interesantes comienza. Para participar en él, debemos dirigirnos a la orilla del río que da nombre a la ciudad. Llegaremos al bullicioso Boat Quay y su vecino y algo más colocado Clarke Quay, donde nos esperan multitud de bares y restaurantes, muchos de ellos abiertos hasta bien entrada la noche.
Aquí cenaremos con unas excelentes vistas nocturnas de Singapur, en un ambiente desenfadado al que acuden por igual turistas, visitantes de negocios y gente local. Un paseo en barco por el río, en un típico bumboat, será el colofón perfecto de una noche en la que se funde tradición y futuro con esa naturalidad que solo se percibe en el lejano oriente.

Raffles Palm Court
Tal vez nos quede tiempo, al día siguiente, para seguir disfrutando, sin prisas, del Raffles. Si es así, habremos completado una breve pero sustanciosa estancia en la antigua isla de Temasek, la que hoy es la rica Singapur, esa gran urbe del extremo sur de la península de Malaca.

1 comentario:

  1. Leyendo tu artículo todavía tengo muchas más ganas de ir. Ya te iré contando. Un saludo! Amaia

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