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| Velas en el puerto |
Son imágenes antiguas, pero quienes hemos conocido la isla en los años sesenta y setenta de la pasada centuria podemos dar fe de que muchas de ellas nos resultan familiares.
La mayoría son de autor desconocido y reflejan una realidad rural que convivió, casi hasta el final del siglo veinte, con ese turismo tan particular que fue seña de identidad inequívoca de una isla blanca que hoy presentamos bajo la influencia de un color negro que contrasta con la generosa luz que la ilumina y es consustancial con una parte de sus gentes. Un pueblo del que tenemos el orgullo de considerarnos parte quienes, sin tener la suerte de haber nacido allí, sentimos a Ibiza como nuestra propia tierra.
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| Una guapa payesa con el cántaro a hombros |
Edouard Boubat, 1955
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| Santa Eulalia, bajando del Puig de Missa |
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| En el Mercat Vell |
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| Paseando por Ibiza |
Visjé a Ibiza por primera vez a principios de los setenta, y todavía quedaba algo de lo que evocan esas magníficas fotos. Pero en el año 1982, cuando Italia gana el Mundial de fútbol de España, los italianos comienzan una invasión de la isla, que pronto se convierte en el destino turístico de aluvión que es hoy. El turismo, nuestra primera industria, destroza pueblos, paisajes y tradiciones.
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