martes, 21 de enero de 2014

Las aves del paraíso

Nunca he estado en Nueva Guinea, pero desde siempre he sentido vocación por  el que probablemente es, junto con Borneo, el último paraíso natural de nuestro mundo.
Atraído por esta gran isla del Pacífico, hoy dividida políticamente entre Indonesia y el estado independiente de Papúa Nueva Guinea, fue una de mis aficiones coleccionar láminas antiguas de las sorprendentes aves del paraíso, una de las especies más extraordinarias de aves que existen y que solo pueden encontrarse en libertad en Nueva Guinea y sus islas más próximas.

En aquellas épocas, no era tan sencillo conseguir este tipo de grabados y solo se encontraban en sitios muy especializados (a precios prohibitivos) o en copias y libros de litografías inglesas y francesas del siglo XIX, que había que buscar en Londres o en París.
Pese a todo (y gracias a la intervención de una amiga de mi madre, Mercedes Fassi Cooke, amante de la pintura, la fotografía y la ornitología) llegué a reunir un cierto número de interesantes reproducciones que hoy, por desgracia, se encuentran casi todas en paradero desconocido.

Pero lo importante no es el hecho de que mis viejas láminas existan o no, sino que las verdaderas aves del paraíso sigan siendo una realidad en un mundo como el que tenemos hoy, con tantas amenazas para la vida natural. 

Una de mis viejas láminas
Es probable que las más de cuarenta especies diferentes de este pájaro tan excepcional hayan llegado hasta nuestros día gracias a las singulares características de una isla que aún conserva muchos misterios por descubrir.

Yo tenía casi olvidada mi vieja afición, cuando me llegó un mensaje de mi amigo Cedric Carton con un enlace a un video del magnífico Birds of Paradise Project, de la Cornell University de Nueva York.

Desde los lejanos tiempos en los que navegantes portugueses y españoles llegaron a las costas de Nueva Guinea, las potencias coloniales se han ido disputando la posesión de una de las mayores y menos conocidas islas del mundo, hasta llegar a su división actual. 
No es de extrañar, en cualquier caso, que tanto la bandera como el escudo del Estado Independiente de Papúa Nueva Guinea lleven, con orgullo, la imagen de la que, con gran probabilidad, es una de las aves más interesantes y bellas del planeta Tierra.

Bandera de Papúa Nueva Guinea
Merece la pena ver, con detenimiento, el trabajo desarrollado durante casi diez años por Ed Scholes y Tim Laman, responsables directos del Birds of Paradise Project, que tan intensamente nos explica los detalles de una evolución que ha sido posible gracias a las muy particulares condiciones de aislamiento que se han dado en el entorno y al peculiar proceso de selección natural de las propias especies.

Viajar a Nueva Guinea no es habitual, desde luego. Entre otras cosas, porque, al no ser un país turístico, apenas tiene infraestructuras para ello, pero, sobre todo, porque el clima es de una humedad extrema y el riesgo de malaria y otras enfermedades tropicales, muy alto, así que es mucho más recomendable descubrir las maravillas de las aves del paraíso a través de los reportajes de Scholes y Laman que aventurarse a un viaje tan complicado y largo (salvo que vivas en Australia, claro está).


Hollywood también se ha interesado por el atractivo nombre de estas aves tan exóticas y, al menos en dos ocasiones, ha producido películas con este título (Bird of Paradise). La primera (dirigida por King Vidor en 1932 y protagonizada por la gran actriz mexicana Dolores del Río, una de las mayores estrellas de la época) es, sin duda, la más notable, entre otras cosas por el escándalo que algunas de sus escenas produjeron en su tiempo. Sin embargo, nada tiene que ver con las aves de Nueva Guinea, aparte del nombre. 

La segunda, de 1951 y dirigida por Delmer Daves, tiene como principal atractivo la presencia de Debra Paget en su papel protagonista.

Tampoco debemos confundirnos, al mencionar ave del paraíso, con la planta sudafricana de llamativas y originales flores amarillas, cuyo nombre tiene por origen su relativo parecido con alguna de las aves de Nueva Guinea en pleno vuelo.






De todas formas, y volviendo a las paradisaeidae (que es la denominación oficial que el Código Internacional de Nomenclatura Zoológica da a esta fantástica familia de aves), todos deberíamos celebrar que la naturaleza haya querido regalárnoslas, permitiendo, además, poder seguir disfrutando de ellas en los tan superindustrializados tiempos de la sociedad actual... aunque no podamos ser testigos en directo de su increíble espectáculo natural y tengamos que conformarnos con lo que nos brindan reportajes y estudios tan valiosos como el del Birds of Paradise Project.

Gracias, Cedric.

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